sábado, 8 de mayo de 2010

Cajón de sastre

Algunas breves reflexiones. Una sección muy accidentada y revuelta. Ahí la dejo.




                            Por una cartografía inocente


Ideas que expuse en la presentación de mi libro Relatos de las siete esferas en el Instituto de Cultura Hispánica de Brasilia en 1993. Al final del acto procedí a la lectura de Primus, uno de los cuentos del citado volumen.

El título de la conferencia fue: La ficción, la más imaginativa realidad.
Durante toda la exposición presenté un mapamundi invertido sobre un caballete.


            -Vivimos sobre una superficie curva pero la percibimos como plana. No tenerlo presente, supondría para un habitante del Hemisferio Norte que se instalara en el Sur un cúmulo de confusiones que le sumiría en un sinfín de perplejidades, ya que en este hemisferio:


            -Las aves emigran al norte buscando el calor.


            -La vendimia se lleva a cabo en marzo.


            -Los salones de las casas se orientan al norte buscando la luz.


            -La brújula de los marinos señala el norte cuando en realidad se dirigen al sur y tienen que volver sus mapas del revés para orientar el sentido de su marcha puesto que toda la cartografía existente se basa en trabajos realizados por cartógrafos norteños.


            -El agua en un lavabo desaparece por el sumidero en un movimiento espiral de izquierda a derecha.


            -La umbría y la solana están invertidas. Las sombras de los seres y los objetos se estilizan hacia el sur a medida que nos dirigimos hacia este punto cardinal.


            -Es un contrasentido hacer alpinismo en los Andes, más apropiado sería hacer "andinismo".


            -Se dice que en latitudes templadas, Chile tiene un clima mediterráneo, solo que las estaciones están patas arriba o patas abajo según se mire.


            -Cuando un diplomático norteño comunica a su homólogo sureño un encuentro de jefes de estado en una estación determinada deberá tener en cuenta la contraposición de las estaciones pues el jefe de estado norteño puede sufrir un plantón de seis meses. Equívocos similares ya se han dado; la culpa posiblemente haya sido del traductor del documento oficial que no ha considerado el sentido de la ubicuidad.


            -No debemos olvidar nunca que para un sureño pensante el norte es el sur y viceversa. Bajo sus pies se encuentran los países desarrollados.


            -Para un sureño con idéntico sentido de la ubicuidad que un norteño: norte =abajo y sur = arriba.


            -La estrella polar ya no sirve para orientarse, hay que buscar "la sigma" en la constelación de Octante.


            -Una inocente pregunta:)por qué al hemisferio sur se le ha dado latitudes con valor negativo y al norte positivo.


            -Otra inocente pregunta:)por qué el continente más sureño pertenece por abrumadora mayoría a países norteños?


            -Si los países del hemisferio sur hubieran sido los primeros en explorar la Luna,)los polos norte y sur lunares actuales no se habrían invertido?


            -)Por qué en los mapas del sur que consumen los sureños EEUU Europa y Japón siempre se sitúan en la parte superior?


            -Si nuestro planeta fuera una gigantesca plataforma vertical al plano de la eclíptica y la gravedad hiciera caer hacia abajo todos los cuerpos, ello explicaría definitivamente al Banco Mundial y al Fondo monetario Internacional por qué el Sur deudor tiene tantos problemas para pagar a sus acreedores norteños.


            -Por último, convendrán conmigo en que un mapa es una producción científica si nos olvidamos de su autor.


La realidad es mucho más fantástica


Muchos escritores del género lo pensaron,pero Arthur
Clark lo expuso con rotundidad:"la realidad es,por
supuesto,mucho más fantástica".La vida orgánica constituiría
un fenómeno incomprensible para un ser inteligente si
existiere constituido por una química distinta a la del
carbono;ya lo es para sus propios hijos,incluido el más
aventajado:el Hombre,un ser que busca grandes respuestas a
grandes preguntas mediante una multiplicidad de caminos que
expliquen su singularidad y la de todo cuanto le rodea.Cuando
nuestra querida criatura se yergue y produce sus primeras
obras accede al ámbito de lo que Theillard de Chardin denominó
"Noosfera";desde ese impreciso tiempo se ha esforzado para
responder a los grandes interrogantes del mundo fenoménico y
ha puesto tanto empeño en resolver los grandes enigmas como en
enunciarlos,consciente de cómo una buena pregunta propiciaría
una respuesta satisfactoria.Así,la ciencia,la magia,la
filosofía y la religión han intentado desde sus orígenes
rescatar al Hombre del insoportable estado de perplejidad en
que se encuentra sumido desde que accedió a la categoría que
él mismo se dio de criatura inteligente.En conjunto,la
literatura de ciencia de ficción se ha servido de estos grandes
caminos y permitido un magnífico ejercicio de libertad para
sobrevolar con carta blanca los cuatro dominios mencionados.De
este modo el Hombre viaja por un universo físico aún no
desvelado y por otros de carácter filosófico, mágico o
religioso.


La Ciencia actual,como gran oficiante de lo verdadero y
lo falso,nos ofrece fragmentos de verdad no siempre exentos de
falsedades;pues bien,si unimos todos los fragmentos
cosmológicos que la ciencia ha revelado y aquellos que ha
enunciado como teoría tendremos la base para una gran novela
del género.No solamente constituiría un relato fantástico para
un hombre del Paleolítico,sino que en buena medida lo sería
asimismo para un hombre del Renacimiento sin olvidar a muchos
de nuestros coetáneos. "la realidad es,por
supuesto,mucho más fantástica,y con la debida modestia
añadiría "tan fantástica que ni tan siquiera la intuimos".Ante
esto,la literatura de ciencia ficción se convierte en un
ejercicio exploratorio del Hombre y del Cosmos;un ejercicio
que incorpora retazos científicos,filosóficos,mágicos y
religiosos desde un punto de vista antropológico.Sus
personajes:científicos,robots,cyborgs,chamanes,animales y
seres mitológicos,dioses y quimeras jalonan los mundos de los
escritores más sobresalientes del género.En sus relatos nacen
y desaparecen civilizaciones de todo signo,en el transcurso de
miles y miles de eones o con la fugacidad del estallido de una
supernova;cobran vida todos los personajes de nuestro mundo
sublunar
como diría Aristóteles:científicos,políticos,hombres de

negocios,periodistas,héroes y antihéroes,hechiceros,junto a
androides,alienígenas,telépatas,seres ectoplásmicos,etc.;todos
ellos han sido,son y serán fuentes inagotables de inspiración
para los escritores de ciencia ficción.En sus universos
todo es posible.Las leyes de la materia
y las del espacio-tiempo no constituyen un obstáculo para la
historia,sino,muy al contrario,un sustento de la misma,y
cuando no la sirven,simplemente se cambian;modelos
cosmológicos que no tienen nada en común se acoplan o
superponen siempre al servicio de lo que se quiere contar.Así
un modelo cosmológico superado como el universo de las esferas
de Aristóteles y otro vigente como el del "Big Bang"pueden
erigirse en escenarios complementarios al servicio de una o
mil historias del género.Si la Ciencia contemporánea se sirve
aún de viejos conceptos,no veo objeción a que la
literatura de ficciónn lleve a cabo una simbiosis tan poderosa
en este sentido como tela argumental.Esta simbiosis
constituye el escenario del que me serví en "Relatos de las
siete esferas".En ellos,el lector podrá apreciar cuánto hay de
ciencia,de filosofía de magia y de religión.

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      Ideas en las que se inspiraron dos de mis cuentos: Los  Demonios de Maxwell y La División Monod.
    
            -Tal vez, los individuos de cualquier especie viva, ya sea en el pasado, presente o futura, no sean más que necesarias coartadas, sutiles y perfeccionados instrumentos, estuches o envoltorios, en definitiva, formas transitorias de algo que los constituye y utiliza como piedras para vadear el arroyo de la existencia. )No resulta extraño que la vida de un individuo sea tan efímera y el principio que lo constituye, sus genes, existan desde millones de años? En tal caso, lo que denominamos conciencia del individuo podría no ser más un freno a la entropía, como un gobierno central que lucha para que sus regiones no se disgreguen. Para que la conciencia se apropie de su propio destino, es preciso que se rebele contra lo que puede ser el fin que la justifica y se apropie del plano genético dominando a placer los interruptores de la vida.
Que duda cabe que estas ideas surgieron tras la lectura de dos famosos libros:
- El azar y la necesidad.
- El gen egoista.

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    -La fe religiosa propicia la disolución pacífica de la conciencia en el trance de la muerte y nos alivia del amargo comezón de la existencia. Puede ser una creencia útil para la vida.



 -Necesitamos recuerdos, tanto individuales como colectivos. No sé por qué, pero ahí están esos nombres que cualquiera con una mínima instrucción es capaz de recordar. Desde Severo Ochoa a García Lorca. )Qué será de su memoria dentro de 30.000 años. Quizá otros los suplantarán para que podamos responder a la necesidad de amueblar la memoria.


            -El budismo es el método de deconstrucción de la conciencia individual y contingente, que aspira a escuchar el esencial rumor de la vida, una vez desprovista aquella de lo accesorio.

         
-         ¿Por qué la Fantasía y la CF españolas me parecen las ficciones menos fantásticas de cuantas he leído? ¿Por qué los españoles somos tan poco dados a imaginar mundos descabellados y valientes cuando en nuestra vida real rozamos el surrealismo y el esperpento de manera tan creativa?





Nación y Estado










Nación y Estado son dos conceptos que se han adaptado y
superpuesto generando frecuentemente una tectónica social
desestabilizadora que se ha manifestado convulsivamente en
marcos históricos donde se han producido grandes cambios. La
Reforma religiosa del siglo XVI generó una serie de Naciones
vinculadas a centros de poder representados por los príncipes
y la Guerra de los Treinta años se constituyó en un sangriento
plebiscito que refrendó las nuevas nacionalidades. El Estado se
acopló a la Nación como superestructura adoptando
frecuentemente las señas de identidad de los grupos dominantes
y excluyendo a minorías étnicas lingüísticas y religiosas que
en el mejor de los casos fueron integradas al proyecto de vida
común en un lento proceso histórico de decantación. Por otro
lado, el Estado moderno, aquel que enarbola el estandarte de la
soberanía o de la Nación , delimitó el territorio desoyendo la
voluntad de importantes minorías. Así, las esquinas del vecino
fueron asimiladas aprovechando periodos de debilidad o
postración. .Ahora, la Vieja Europa se encuentra en una
encrucijada de proyectos supranacionales donde aparecen
las, asimismo, viejas demandas de naciones que perdieron su
Estado o de aquellas que nunca lo tuvieron. El muro de Berlín
ha sido el ejemplo más claro de cómo se ha descuartizado una
nación y su caída el paradigma de la reconstrucción de la nación alemana.


El fracaso de entidades supranacionales como la Unión Soviética y
Yugoslavia supone que las aguas nacionales corran libres de
nuevo, una vez que el dique-estado que las contenía se ha derrumbado.En tales circunstancias ¿qué hacer? Recurrir al principio enunciado por Pascuale Mancini en 1851: cada nación deber ser un Estado libre y soberano?Si rescatamos literalmente este principio decimonónico, el número de embajadas en las capitales europeas crecería alarmantemente y, así mismo, habría que crear Estados dentro de aquellos que
reclaman las naciones que propugnan su emancipación, porque la veda del estado-nación se levantaría para todos. La aplicación del mencionado principio supondría un sinfín de paradojas en el caso español; vascos y catalanes se constituirían en pueblos libres y soberanos que albergarían, asimismo en su seno, a un pueblo español y a otro francés igualmente libres y soberanos por derecho; viejos Estados inscritos en nuevos Estados. ¿Qué hacer entonces con
los españoles que han vivido siempre en los nuevos territorios
soberanos?, ¿adoptarlos paternalmente o expulsarlos dependiendo
del grado de asimilación o rechazo que presenten?


Muchos conceptos decimonónicos han adquirido nuevas
fuerzas y especial virulencia en años, meses e incluso
días; entre ellos el del estado-nación. Su resurgimiento ha
conmocionado la aldea global; unas veces adoptando la vía del
plebiscito y otras bajo feroces guerras tribales. El final del
marco geopolítico de Yalta supone el cambio de un equilibrio de bloques a otro inspirado en la vieja fórmula del estado-nación; una
fórmula que pretende convivir con otra nueva; aquella del
supraestado gestor desvinculado de toda ideología
nacionalista. ¿Es ello posible? ¿Qué quedaría de la España de
Ortega y Gasset, de la nación como "proyecto sugestivo de vida
en común" al que hacía referencia en "La rebelión de las
masas"? Nuestra "clase política" se afana por un escaño en el
Parlamento Europeo y bosteza cuando se deja ver en el nuestro.
¿Qué es lo que nos mantiene unidos?, ¿la inercia de
la Historia?















-Aldous Husley murió de cáncer el mismo día que
asesinaron a JFK. Antes de morir pidió a su mujer que le
inyectaran LSD.































-Alan W. Watts demostró para algunos desde una
perspectiva budista, y más concretamente zen, con ayuda del
ácido que propiciaba la experiencia psicodélica, la falsedad
de una de las más grandes supersticiones: la separación entre
cuerpo y mente.



Algunas reflexiones sobre el Mundo



























El espacio es una tela de araña tridimensional en la que
se deposita, evoluciona o tal vez se crea la materia. Si la
física contemporánea está empeñada en explicar el origen y
evolución de la materia, creyendo con ello que esa es la
dirección apropiada para explicar la esencia del Cosmos, es
posible que lo que llegue a explicar en el mejor de los casos
sean los aspectos más superficiales del mismo.¿Por qué no
orientar las búsquedas a esclarecer la verdadera naturaleza
del Universo preguntándonos por la esencia del espacio y su
historia? Cuando uno mira una mancha negra sobre fondo blanco
capta un mensaje muy distinto al obtenido tras ejercer la
operación inversa, es decir, mirar el fondo blanco recortado por
la mancha negra. Miramos la Luna y demás cuerpos celestes
estableciendo una falsa frontera entre materia y espacio
circundante, como si el espacio ocupado por este cuerpo celeste
fuera cero; de igual modo intuimos el espacio interestelar como
un ámbito casi vacío. Olvidemos la idea de vacío para el
espacio, olvidemos la herencia aristotélica en este sentido si
queremos cerrar el modelo de la teoría de unificación de
campos.


Los núcleos de las galaxias retienen la mayor parte de
la materia existente. La imagen visual que tenemos de ellos nos
hace pensar en gigantescos sumideros por los que la materia
pasa a un estado desconocido o como cráteres de los que emerge
todo lo tangible.


Una gota de lluvia es el resultado de la condensación de
vapor de agua. Todo cuerpo celeste es el resultado de la
condensación del polvo estelar y ¿éste no es
acaso una segregación de un tejido o plasma llamado espacio?


Tanto Si el Universo se halla en expansión o en contracción
habrá que suponer o bien que hay un espacio preexistente en el
cual pudieran darse estas tendencias o que tal vez éste tenga
una entidad indisoluble de estos posibles fenómenos.


Nuestra incapacidad para comprender lo que ocurrió antes
de 10 a la menos 14 segundo no solo estriba en los límites de
nuestro pensamiento, en nuestros modestos aceleradores de
partículas, sino en el hecho de interrogar a un
Universo adulto de 15.000 millones de años cuya memoria se ha
podido resentir con el paso del tiempo. Necesitamos un cronista.
Dios debería existir y contarnos algo al respecto.




La noción del yo


Este pequeño y algo caótico texto que escribí hace tiempo inspiró tres de los cuentos recopilados en este blog: Los demonios de Maxwell, Abrasax y la División Monod.









La conciencia del individuo, su yoidad, su percepción; la de
ser único y a la vez semejante y diferente de otros seres se
establece como una razón necesaria para la existencia del ser
humano ; viene a ser un guardián al que se le ha confiado la
misión de mantener unidas las partes sin conocerlas en
profundidad ; una mezcla de instintos, registros de la conducta
generales, de voluntad para ejecutar prioridades, tanto las
establecidas por el yo como las predeterminadas por la
naturaleza propia de cada uno, y de razón para establecer esas
prioridades.


La conciencia del individuo desconoce, sin ayuda externa,
la naturaleza orgánica de lo que en apariencia ha de
salvaguardar; desconoce qué número exacto de células lo
conforman, su organización íntima, el tamaño o el peso de su
hígado. Sólo es consciente de sus fronteras físicas (la
piel, esa delgada capa que nos independiza relativamente del
resto, ya que es permeable y su consistencia no es mucho
mayor que el baño de nitrógeno y oxígeno que nos envuelve) y
cree, asimismo, ser consciente de sí, aunque cuando se le
pregunta por ese yo con mayúscula manifiesta
perplejidad ante el misterio último de su existencia o fe
trascendente en que su naturaleza le será ulteriormente
revelada.


El estado de perplejidad se manifiesta de forma plural en
el lenguaje, a través de expresiones que todos en alguna
ocasión hemos utilizado más o menos conscientemente.
"... es un milagro de la naturaleza...", para designar
algo o a alguien, nosotros mismos, inexplicable o que causa
nuestra admiración por lo portentoso y a la vez inaprensible
que se nos antoja. Lo milagroso es inexplicable y se
constituye en misterio, en frontera infranqueable para el
conocimiento y las capacidades humanas. Milagro y misterio
son, por consiguiente dos caras de un mismo enigma: la
existencia misma."La naturaleza es sabia", expresión que alude
explícitamente a la perfección teleonómica de los seres, como
si aquella estuviera conformada por una suprema razón; otro
implícito acto de fe. Desconocimiento y fe son dos estados de
encajar el enigma."Es ley de vida", cuando solo podemos comprobar
sus efectos y causas inmediatas. Es una ley de la que no podemos
extraer sus sentidos últimos. Es así y no nos basta, pero por
el momento es lo único que nuestra conciencia del mundo puede
digerir. "La madre Tierra"; una vaguedad para designar el cuerpo
celeste sobre el que habitamos y que denominamos madre por que
nos acoge y es nuestro hogar en mayúsculas. De esta madre solo
tenemos modelos que la explican en su totalidad, en ciertos
casos contradictorios; desde la teoría de la formación del
Sistema Solar hasta la sospecha de que el
planeta en un ser vivo, autónomo y por tanto susceptible de
albergar un yo que por el momento nos es ajeno. De hecho
nuestros sondeos apenas si han arañado su corteza y del resto
sólo tenemos modelos basados en escasos datos, desconocemos el
origen último de sus catarros o enfados superficiales:
terremotos, erupciones volcánicas o cualquier otro
acontecimiento físico. Si lo conociéramos, podríamos prevenir
sus trágicas jaquecas. Ante el desconocimiento del origen de sus
convulsiones o estados de ánimo interno, solo podemos oponer modelos teóricos o mitos telúricos como el de Abrasax. La perplejidad del existir está patente y se expresa en los mitos, fronteras intuitivas de lo desconocido. La
Literatura ha sabido expresar en contadas ocasiones los
estados de confusión. Todos quizás hemos oído o leído frases
como: "Ser o no ser, he ahí la cuestión" formulada por
Hamlet en su encierro. Es obvio que está
indagando sobre una sospecha nacida del pensamiento que no es
otra que el sueño de la razón; de hecho la conciencia se
interroga a sí misma y se pregunta por su trascendencia frente
a la pulida calavera que el príncipe sostiene en sus
manos."...la vida es sueño y los sueños, sueños son". ¿No es
acaso la misma sospecha de Hamlet? ¿No está hablando
por tanto del sueño de la razón y de los sentidos, únicas
capacidades que nos permiten representar la existencia?
¿No son la razón y los sentidos un velo agitado por una
brisa que hace deformar lo que en realidad tras él se oculta?
El mito de la caverna de Platón se convierte así en el
paradigma de la ilusión a la vez que del misterio que se nos
escapa. Cuando Descartes lleva al Parnaso la Razón, ésta se
presenta como la prueba irrefutable de la existencia. Hay algo
en nosotros que nos permite pensar. La sospecha estaba
excelentemente enunciada, pero la respuesta no se hallaba en
la glándula pineal. Actualmente los biólogos tratan de
completar el mapa genético con la certidumbre de que su
conclusión nos abrirá las puertas del misterio. Es posible que
una vez cartografiada la cadena genética, las claves de la
vida se escondan en otras esencias que por el momento ni
siquiera intuimos. Si la genética es la última frontera, es
posible que el gen se nos muestre más egoísta de lo que
sospechamos y presente una resistencia infranqueable que nos
impida compartir su secreto. No podemos evitar la sensación de
estar buceando en el seno de una matriosca que acoge otras "ad
infinitum" ¿No es sospechoso que llevemos tanto tiempo sobre
el planeta y solo conozcamos detalles de nosotros y de cuanto
nos rodea? ¿Por qué en nuestra naturaleza está la capacidad
de formular la gran pregunta y la imposibilidad de su cumplida
respuesta? Cuando decimos "yo" ¿a qué nos referimos
exactamente?, ¿a la totalidad de lo que supongo que soy? En
cualquier caso la pregunta tendrá que incluir el enigma, ya que es él
quien de hecho me define esencialmente y en donde residen las
claves del proyecto. Y dentro de este aparente y desconocido
proyecto ¿qué función o rango desempeña la conciencia del yo:
Un gobierno central que mantiene unidas las partes?
¿Un sofisticado sistema de navegación operativo durante
la vida del individuo? ¿Una marioneta de los principios ocultos
que nos habitan? ¿Una imagen especular de esos principios activos
que nos constituyen? o quizás no sólo la conciencia del yo,
sino todas las entidades orgánicas no sean más que necesarias
coartadas,sutiles y perfeccionados instrumentos, estuches o
envoltorios,en definitiva, formas transitorias de algo que las
constituye,usufructa, y utiliza como piedras para vadear
el arroyo de la existencia. ¿No resulta extraño que la vida
de un individuo sea tan efímera y el principio que lo constituye
exista desde millones de años? En tal caso, lo que denominamos
conciencia del individuo podría no ser más que un freno a la
tendencia entrópica, como un gobierno central que lucha para que
sus regiones no se disgreguen. Para que la conciencia se apropie
de su propio destino, es preciso que se rebele contra lo que
puede ser el fin que la justifica y se apropie del plano
genético dominando a placer los interruptores de la vida.

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